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Credit Pictoline para The New York Times en Español
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Mito: En un cinturón de asteroides las naves espaciales tienen que esquivar la lluvia de rocas que le vienen de frente.

Realidad: Si usted estuviera en medio de un cinturón de asteroides probablemente no vería ningún asteroide.

Un juego muy popular de Atari, en los primeros días de los videojuegos, era Asteroids. Allí se podía maniobrar y girar una pequeña nave espacial triangular que le disparaba a las rocas espaciales y las dividía en pedazos hasta que, inevitablemente, uno de los asteroides se estrella contra la nave (cabe destacar que, como por arte de magia, los asteroides no chocaban entre sí).

Según esa visión, en el espacio uno debe esquivar continuamente la destrucción. Eso pasaba en la película “Green Lantern” de 2011 y en una memorable secuencia de “Star Wars: El Imperio Contraataca”.

Luego de activar la hipervelocidad del Halcón Milenario y con la flotilla imperial persiguiéndolo, Han Solo dirige su nave en medio de una maraña de asteroides.

“¿No estará pensando en ingresar a un campo de asteroides, verdad?”, le pregunta la Princesa Leia.

“Tendrían que estar locos para seguirnos, ¿cierto?”, le responde Han Solo.

El androide C3PO, le informa amablemente a Solo que “la posibilidad de navegar con éxito en un campo de asteroides es de aproximadamente 3720 a 1” (los pedantes expertos en estadística suelen precisar que C3PO debería haber dicho “aproximadamente 1 en 3720”).

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Credit Zohar Lazar para The New York Times

“Nunca me digan las probabilidades”, dice Solo mientras esquiva las gigantescas rocas que rodean a la nave de izquierda a derecha, arriba y abajo. En la escena podemos ver cómo uno de los cazas imperiales choca contra un asteroide, y luego otro sufre el mismo accidente.

Por supuesto que eso pasaba en un campo de asteroides de una galaxia muy muy lejana, sin embargo, es una creencia tonta. Los asteroides —esos trozos pequeños y rocosos que nunca se fundieron en un planeta— no viajan tan cerca por una simple razón: si fueran lo suficientemente grandes y estuvieran lo suficientemente cerca como para poner en peligro a una nave espacial, también se golpearían entre sí por lo que se reducirían a pequeños trozos.

Este mito seudocientífico inspiró a J. L. Galache, astrónomo del Centro de Planetas Menores de la Unión Astronómica Internacional en Cambridge, para calcular qué tan probable sería que una nave espacial fuese golpeada por un asteroide. En nuestro sistema solar la mayoría de los asteroides, unos mil millones de ellos, se pueden encontrar en el cinturón circular entre las órbitas de Marte y Júpiter.

Él ha calculado que de esos miles de millones de rocas que son más grandes que un campo de fútbol americano ​​no habría un solo asteroide por cada 33 mil billones de millas cúbicas. Esto significa que en un cubo con 320.000 millas por lado —que es un volumen equivalente a unas 120.000 Tierras— habría, en promedio, solo un asteroide en su interior.

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J.L. Galache’s calculation of the density of asteroids. Credit Cálculos de J.L. Galache sobre la densidad de los asteroides.

La NASA aprovecha esta circunstancia cada vez que envía una nave espacial al sistema solar. Durante nueve misiones —la más reciente es Juno y va en camino a Júpiter— nada importante ha impactado a las naves espaciales. Por supuesto, nunca hay una persona a bordo, quienes monitorean y buscan los problemas están en la Tierra.

S. Alan Stern, el investigador principal de la misión a Plutón llamada New Horizons escribió que cuando su nave espacial atravesó el cinturón de asteroides en el año 2006, la probabilidad de colisión fue “infinitamente pequeña: menos de uno por cada mil millones”.

En otras palabras: se podría tomar una siesta durante el vuelo a través de un cinturón de asteroides. Pero eso haría que las películas fuesen más aburridas y los videojuegos mucho más fáciles.

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